Es hoy, -¿es hoy? ¿Es mañana?- ¿cuando se abrirán las puertas de ese club tan celebrado? Dicen, se cuenta, rumorean que se encuentra en una mítica ciudad; que sus habitantes se cuelgan del pasado y forman un nutrido grupo de limitados sueños. Pero yo –que sé que las casas alejadas son así, con ese aurea de fatalismo-, intuyo que al día siguiente todo se disgrega cuando compruebas que todo sigue igual, que no hubo ninguna hecatombe.
Entonces decides –porque empiezas a diseñar un modelo personal y factible de realización-, tu propio compromiso. Cada día te rehaces como un recién nacido.
2 comentarios:
Cierto.
Hola Isabel. Encantada de tenerte entre estas lecturas.
Mi "costurero" anda repleto de hilos mal ovillados... ¡a ver cuando me animo a desenredarlos!
Montse.
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