MCMLXI

Desde el patio ascendía -cual chimenea encendida- un teatrillo de voces infantiles tras el cancionero popular. Todo se había iniciado un día 7, acabando el invierno. Mucho después -oculta tras el murmullo del agua- la lectura susurrante del pez divergente: ciencias o letras. Ciencias para subsistir, letras para malvivir.

MGJuárez
sincopadas@gmail.com

Verano dos mil nueve


RUINAS.
Viajero de la Luna que despliegas con tus alas el lamento perpetuo de la ausencia. Ya no hay notas suficientes en la escala musical de tu voz, ni arpegios que originen desesperado tumulto en los brazos femeninos del agua.
Se desprende de tu mirada el triste nocturno de una casa sin patio -blanqueadas paredes por el insomnio de muchas noches-, y sin el verdor de unas hojas brillantes que refresquen tu soledad. Imposible carretera te conduce a los abismos lejanos allí donde habita el olvido en otra casa lúgubre y en la cresta de una montaña, sin suaves colinas verdes.



SIESTA.
Había un tiempo para el azul en unos ojos oscuros, la luz de todo lo misterios; podías amanecer junto a un ángel vespertino o retirarte junto a un seductor pájaro de alas fuertes, majestuoso color desprendido en el sutil aleteo de celebrados nocturnos.
Pero había otro tiempo –siempre detenido- donde todo estaba dispuesto a regresar al punto de partida desde la calidez de una tarde estival.
Volátiles sombras, refrescantes paredes, el murmullo de una fuente y el aroma de los cítricos en el aire. Todo era bañado por esa luz blanca –resplandeciente- de los dóciles cuerpos abandonados a la penumbra.


SELVÁTICA.
Durante la infancia se construyen casitas, castillos en el aire, imaginarias poblaciones donde ubicar la vida que crece exponencialmente.
Después vendrá el mundo circular y su órbita irremediable, a decirnos los límites del paraíso. Cuatro paredes, dicen son cuatro. Por una zona se entra, por otra se sale; y las otras dos, son para escapar. Ventanas, balcones, galerías, patios, para entrar, para salir, para regresar y escabullirse. Invitamos a otros seres a quedarse. Y vuelta a comenzar.
Hay quien se limita a reubicar el mundo en cuatro paredes, y este, irremediablemente, se sale exuberante desbordándose al encuentro de la luz.

No hay comentarios: