El buque no sabe que contiene en su interior. Esa ballena no ha engullido tu presencia aún, no sabe de tu porte, de tu pelo alisado, y esa cicatriz en la mirada que destella en la almendrada de tus ojos. ¿Cuántas horas llevas ya en el horizonte? ¿Cuántos libros habrás abierto adentrándote en su tesoro? ¿Cuantos pasos en la cubierta, al abrigo de las palabras que crecen en su interior?
No puedo dejar de imaginarte esperando el cántico que atraviesa los sentidos, y en esas mieles que se esperan, mi temor será que Neptuno cierre el mar para tus ensoñaciones.
Mediterráneo en abril
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