
para Ariadna
ilustración: DrKrauel
Yo sé no escribes, es decir, no lo haces en el papel o en la pantalla, esa que nunca anda quieta. Y también sé, donde se esconden los poemas, porque mientras decrece la luna y sus prodigios, una alborada de luz abre los ojos: Ariadna, ovillada en vuestras manos, aguarda la complaciente lactancia que caiga a su recién estrenada boca.
Mientras la espera el mundo, indolente y caprichoso a la puerta de su escuela, abrigarás sus pies, sus manos, su cuerpecito de toda violencia. Y es en este tiempo detenido, tenue luz, que se reconoce la brevedad de las horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario