MCMLXI

Desde el patio ascendía -cual chimenea encendida- un teatrillo de voces infantiles tras el cancionero popular. Todo se había iniciado un día 7, acabando el invierno. Mucho después -oculta tras el murmullo del agua- la lectura susurrante del pez divergente: ciencias o letras. Ciencias para subsistir, letras para malvivir.

MGJuárez
sincopadas@gmail.com

Para cuando digas adiós



Para cuando digas adiós, todo se habrá ido. Para cuando quieras acordarte de las palabras, estas ya no tendrán oído donde alojarse. Para cuando recuerdes debías escribir, ya no habrá papel. Tendrás que utilizar otros medios para reconciliarte con la vida, con aquella que abandonas a la intemperie del olvido.

2 comentarios:

Laia dijo...

Siempre llegamos demasiado tarde.
La tentativa de la voz no es nunca la voz en acto. Como en los sueños, queremos gritar y nos quedamos afónicas.
Gracias, y gracias también por tu comentario. Un abrazo,

Laia

MGJuárez dijo...

Así es Laia. Se llega tarde a resolver lo anterior. Porque ya todo –ahora-, es otro asunto, otra cosa. Mientras todo se ajusta, en ese período de duelo interior, el grito en el sueño , el cual defines exactamente como es: gritar con la mandíbula desencajada, con toda la inmensidad y profundidad de una boca desesperada. Es el grito primario de un dolor lejano, primitivo. Es el grito impotente que no se oye, se siente.

Y no tienes nada que agradecer, si acaso yo, por dejar un espacio para la reflexión.

Un abrazo,
Montse.