MCMLXI

Desde el patio ascendía -cual chimenea encendida- un teatrillo de voces infantiles tras el cancionero popular. Todo se había iniciado un día 7, acabando el invierno. Mucho después -oculta tras el murmullo del agua- la lectura susurrante del pez divergente: ciencias o letras. Ciencias para subsistir, letras para malvivir.

MGJuárez
sincopadas@gmail.com

TARGETA INVERNAL


EUCALIPTUS.
Como por casualidad aparecen los detalles más intensos. Así, un papelito encontrado en un bolsillo del abrigo, ejerce sobre los dedos el dócil contacto de la ausencia. Aquel día, no se dejaba de sentir un estertor sibilante lanzado a los algodonales pañuelos. El acceso de tos bronca, molesto, asfixiante, deshacía la estructura que sustentaba tu cuerpo: osamenta y discos de coral irisándose.

Y es ahora, que de este reencuentro fortuito, recojo el envoltorio y trato de retener el aroma de lo que contenía: aquel alivio, diminuto y dulzón que ascendía levemente mientras se diluía en la boca su mágico remedio.




SPECT.
Un libro abierto me ha explorado. Yo viajaba en un carril de vía única donde alterarse no tiene sentido ni beneficio, antes al contrario, resta, no suma, y aunque soy torpe para las cuentas, he ido analizando los resultados. Así desde el libro se emitían unas ondas magnéticas de gran suavidad. Temía el gran precipicio a sus lados. Pero hoy, el gran libro ha leído en mí.


Sin saber aún de su lectura, si que he podido percibir la vida breve, lo que se nos va tan de sopetón, cuando aún hay tanto por hacer en nuestro propio libro.






LA COSTA.
Bajaré hasta la costa, a esa cota mínima y necesaria para energizarse. Miraré mi playa, su arena, los diminutos pasos de mis pies. Ése ángulo imperfecto de mi sombra y la sinuosa calle que dibuja el sol para mis brazos paralelos. Las nubes alinearán para mí las figuras más imperfectas, allí donde la luz enciende un mundo diferente, de ensoñaciones y juegos. Rodará la candidez como antaño, dorándose el corazón del rebozo de la arena.

Así, extendida, descansaré cuando el agua bañe mi rostro y su sonido sea leve rumor de caracolas. Para entonces aprenderé a respirar sumergida.

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