
Mi querido pueblo, mi querida casa, mi querido sitio sin nombre ni ubicación. Así adosadas y unidas por el tiempo el pasado se adhiere a vuestras paredes húmedas, donde un cableado débil recibía la señal en blanco y negro, y con la
Saga de los Forsyte se abría el drama cotidiano de nuestras vidas paralelas.
De un domicilio a otro, el vibrante cuchicheo de la infancia, cuando íbamos -manuscrito de escritura en mano- a recogernos bajo la voz cálida de nuestro maestro. Allí, otro cableado –si cabe aún más frágil- se conectaba a la cultura. Circunvalaciones ovilladas hacia el criterio.
2 comentarios:
Hoy el Conde (Nunca estuve en Fanzara) habla también de un pueblo y a mí, que he sido niña sin pueblo, me ha recordado esa nostalgia de lo que no se ha tenido.
Petons.
(Respecto a la música, utilizo un espacio público
http://www.divshare.com/login
registrarse es gratis y va de maravilla).
Ains... de eso se trata, de una nostalgia sobre algo que se tuvo en una ciudad que no era ciudad aún. Tampoco tuve "pueblo" aunque en las barriadas se ejerciera como tal, ni "ciudad" aunque esta estuviera a unos cientos de metros.
Aunque en clase el mundo era más grande y al alcance de nuestros ojos devoradores, los límites eran los de una urbe en expasión constante.
Gracias por el enlace para la música, a ver si lo hago debidamente.
Un petonet!
Montse
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